Una persona con la autoestima alta:
- asume responsabilidades con facilidad;
- está orgullosa de sus logros;
- afronta nuevos retos con entusiasmo;
- utiliza sus medios, oportunidades y capacidades para modificar su vida de manera positiva;
- se quiere y se respeta a sí misma y consigue el aprecio y respeto de quienes le rodean;
- rechaza toda actitud negativa para la persona misma;
- expresa sinceridad en toda manifestación de afecto que realiza;
- se acepta a sí misma;
- no es envidiosa.
Cuando una persona tiene su autoestima baja:
- desprecia sus dones naturales;
- otras personas influyen en ella con facilidad;
- se frustra fácilmente;
- se siente impotente;
- actúa a la defensiva;
- culpa a los demás por sus debilidades.
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